El presidente sirio, Bashar Al Assad, dijo que una ola de protestas que sacude a su país es mayormente obra de "conspiradores" que quieren desatar enfrentamientos sectarios, pero no dio indicios de reformas políticas pese a reclamos en ese sentido.
Al Assad tampocó levantó el Estado de emergencia vigente desde 1963, pero reconoció que "no todos los manifestantes que han salido a las calles son conspiradores".
Las protestas en Siria, iniciadas hace dos semanas, suceden a la par de otras similares en varios países árabes y luego de las caídas de Zine El Abidine Ben Ali en Túnez, el 14 de enero, y de Hosni Mubarak en Egipto, el 11 de febrero.
En lo que fue su primer discurso desde que comenzó la agitación hace dos semanas, Assad dijo que su gobierno dio "claras instrucciones" a las fuerzas de seguridad de no dañar a manifestantes durante las protestas, en las que -según organizaciones de derechos humanos- murieron más de 70 personas.
El mandatario sirio habló en el Parlamento local y, al igual que lo hizo el líder libio Muammar Kaddafi, afirmó que su país "es hoy objeto de una conspiración desde fuera", informó la cadena televisiva CNN.
Kaddafi no sólo enfrenta una revuelta, sino que los rebeldes se levantaron en armas y controlan parte del este de Libia con la colaboración aérea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La asesora presidencial Buthaina Shaaban había anunciado la semana pasada una serie de reformas, entre las que se destacaban el aumento de sueldos y la suspención del Estado de emergencia, medida esta última que no fue llevada adelante y representa uno de los mayores pedidos de los opositores.
Ante el parlamento, Al Assad aseguró que el objetivo de los "conspiradores" es "fragmentar y hacer caer a Siria" e "imponer una agenda israelí".
"Nos sacrificamos por tí con nuestra alma y nuestra sangre, Bashar", eran algunos de los cánticos con los que lo habían recibido antes sus simpatizantes ante la sede del Parlamento, indicó la agencia de noticias alemana Dpa.
Ayer, el gabinete sirio renunció en masa en medio de las mayores protestas en décadas en el país árabe, horas después de que cientos de miles de sirios salieran a las calles de Damasco y otras ciudades para apoyar al presidente Bashar Al Assad ante la ola de manifestaciones opositoras.
Al menos 61 personas murieron por la represión en Daraa desde el 18 de marzo, dijo la organización internacional Human Rights Watch; y otras 12 perdieron la vida el fin de semana en la ciudad portuaria de Latakia, en el noroeste del país.
Al Assad llegó a la presidencia de Siria en 2000, luego de la muerte de su padre, el entonces presidente Hafez Al Assad.
Con un Estado laico, Siria es un país gobernado por el Partido Baaz desde 1963 y es el único autorizado por el régimen. El líder partidario es el mandatario local.
Ubicada en Medio Oriente, Siria tiene sus fronteras con Turquía, Irak, Jordania, Líbano e Israel, país este último con el que se enfrentó en una guerra en 1967 y que desde ese momento ocupa las Alturas de Golán, en contradicción con resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La economía siria no sólo depende de la industria petrolera, sino que la agricultura y la ganadería aportan un 27% y 22%, respectivamente, a un Producto Bruto Interno per capita que oscila los 2.700 dólares en una población de 23 millones de habitantes.
Según datos del Banco Mundial, la pobreza en Siria acosa a un 11% de la población y el desempleo es del 10,3%, mientras que la alfabetización llegó al 84% y el desarrollo humano al 90%.
Fuente: Telam
Al Assad tampocó levantó el Estado de emergencia vigente desde 1963, pero reconoció que "no todos los manifestantes que han salido a las calles son conspiradores".
Las protestas en Siria, iniciadas hace dos semanas, suceden a la par de otras similares en varios países árabes y luego de las caídas de Zine El Abidine Ben Ali en Túnez, el 14 de enero, y de Hosni Mubarak en Egipto, el 11 de febrero.
En lo que fue su primer discurso desde que comenzó la agitación hace dos semanas, Assad dijo que su gobierno dio "claras instrucciones" a las fuerzas de seguridad de no dañar a manifestantes durante las protestas, en las que -según organizaciones de derechos humanos- murieron más de 70 personas.
El mandatario sirio habló en el Parlamento local y, al igual que lo hizo el líder libio Muammar Kaddafi, afirmó que su país "es hoy objeto de una conspiración desde fuera", informó la cadena televisiva CNN.
Kaddafi no sólo enfrenta una revuelta, sino que los rebeldes se levantaron en armas y controlan parte del este de Libia con la colaboración aérea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La asesora presidencial Buthaina Shaaban había anunciado la semana pasada una serie de reformas, entre las que se destacaban el aumento de sueldos y la suspención del Estado de emergencia, medida esta última que no fue llevada adelante y representa uno de los mayores pedidos de los opositores.
Ante el parlamento, Al Assad aseguró que el objetivo de los "conspiradores" es "fragmentar y hacer caer a Siria" e "imponer una agenda israelí".
"Nos sacrificamos por tí con nuestra alma y nuestra sangre, Bashar", eran algunos de los cánticos con los que lo habían recibido antes sus simpatizantes ante la sede del Parlamento, indicó la agencia de noticias alemana Dpa.
Ayer, el gabinete sirio renunció en masa en medio de las mayores protestas en décadas en el país árabe, horas después de que cientos de miles de sirios salieran a las calles de Damasco y otras ciudades para apoyar al presidente Bashar Al Assad ante la ola de manifestaciones opositoras.
Al menos 61 personas murieron por la represión en Daraa desde el 18 de marzo, dijo la organización internacional Human Rights Watch; y otras 12 perdieron la vida el fin de semana en la ciudad portuaria de Latakia, en el noroeste del país.
Al Assad llegó a la presidencia de Siria en 2000, luego de la muerte de su padre, el entonces presidente Hafez Al Assad.
Con un Estado laico, Siria es un país gobernado por el Partido Baaz desde 1963 y es el único autorizado por el régimen. El líder partidario es el mandatario local.
Ubicada en Medio Oriente, Siria tiene sus fronteras con Turquía, Irak, Jordania, Líbano e Israel, país este último con el que se enfrentó en una guerra en 1967 y que desde ese momento ocupa las Alturas de Golán, en contradicción con resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La economía siria no sólo depende de la industria petrolera, sino que la agricultura y la ganadería aportan un 27% y 22%, respectivamente, a un Producto Bruto Interno per capita que oscila los 2.700 dólares en una población de 23 millones de habitantes.
Según datos del Banco Mundial, la pobreza en Siria acosa a un 11% de la población y el desempleo es del 10,3%, mientras que la alfabetización llegó al 84% y el desarrollo humano al 90%.
Fuente: Telam