martes, 22 de marzo de 2011

Libia, el “oasis de inversión” que se convirtió en enemigo

Don Juan Carlos emprende una visita oficial a Libia

Los países que ahora atacan Libia creían hace pocos meses que en el país había grandes oportunidades comerciales.
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el líder del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, han dejado de ser, de la noche a la mañana, los grandes valedores del dirigente libio, Muammar el Gadafi, en Occidente. En los últimos años han firmado acuerdos económicos multimillonarios con el dictador.
Ahora se han convertido en sus peores enemigos en un conflicto que ha puesto en jaque el mercado del petróleo y a los inversores. En el olvido ha quedado que ambos mandatarios decían hace pocos meses que era esencial impulsar las relaciones con aquel país, que se llegó a vender ante el mundo como “un oasis para la inversión extranjera”.
Para darse cuenta de cómo ha cambiado la historia en sólo unos meses, no hay más que ver cómo se define a Libia en una noticia publicada en la página web del Instituto de comercio Exterior (Icex). “Muchos expertos no dudan en señalar que actualmente Libia se encuentra en pleno auge y expansión económica teniendo como objetivo convertirse en el nuevo Dubai de la costa mediterránea”, rezaba la información de Libya Investment de finales del año pasado que seguía publicada ayer en la web del organismo que depende del Ministerio de Industria.
En esta misma línea, el Icex convocaba por undécimo año consecutivo la participación española en la Feria Internacional de Trípoli en 2010 bajo el reclamo de que “el mercado se está abriendo progresivamente y desde el Gobierno se está facilitando la creación de empresas privadas”, un mensaje que dejaba bastante bien, al menos en cuestiones económicas, a Gadafi.
Una muestra del cambio radical de los aliados con Libia es que en noviembre del año pasado 120 empresas de 21 países (entre ellas la firma española Indra) participaron en la feria de seguridad y defensa Libdex 2010, celebrada en noviembre pasado en el aeropuerto militar de Mitiga, junto a Trípoli. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, China y Rusia estuvieron presentes en el encuentro. Ahora la ONU ha prohibido cualquier relación comercial relacionada con la defensa.
Algunas empresas explicaron ayer a este periódico que desde 2004, cuando se levantó el embargo al régimen de Gadafi, las relaciones internacionales con aquella economía habían avanzado viento en popa.
El presidente español con un lenguaje muy similar al que utilizó José María Aznar en 2003 cuando implicó a España en la guerra de Irak, dice ahora que la intervención en Libia es “humanitaria”.
Incluso ha convencido a parte de la izquierda para que respalde la misión. En principio, el PSOE contará con el apoyo de ICV y de ERC en el Congreso de los Diputados. En cambio, BNG e Izquierda Unida votarán en contra de la misión, argumentando, entre otras cuestiones, que “la paz no se impone a bombardeos”.
El Gobierno, para evitar comparaciones que le dejarían mal ante parte de su electorado, argumenta que, a diferencia de lo que ocurrió cuando el trío de las Azores anunció que acabaría con el régimen de Sadam Hussein, la Organización de Naciones Unidas (ONU) sí que ha respaldado la intervención para acabar con Gadafi, algo que en Irak ocurrió después de los primeros ataques sobre Bagdag.
Es cierto que la intervención en Libia trata de evitar que Gadafi masacre a sus opositores. Sin embargo, al igual que en Irak, las hemerotecas también tienen voz, y han dejado en evidencia al Gobierno. Si ahora Zapatero apoya la guerra, a finales de 2007 España y Libia firmaban una declaración política que expresaba “la voluntad común de abrir una nueva etapa cualitativa en sus relaciones bilaterales, fundadas en la amistad y en la solidaridad, estableciendo un marco permanente de concertación y de cooperación”.
En esa reunión se acordó que anualmente se reunirían los ministros de Exteriores de ambas potencias y que habría encuentros diplomáticos de sus jefes de Gobierno cada cierto tiempo.
El papel de la oposición
Las incongruencias también han dejado en evidencia a la oposición. En 2007, mientras que IU tachaba al líder libio de tirano y de personaje, el PP aplaudía las relaciones con Gadafi. Sobre todo porque el presidente libio hizo un hueco en aquella visita para mantener una cena privada con Aznar, el primer dirigente occidental que viajó a Libia justo después de que la Unión Europea y Estados Unidos levantaran el embargo a aquel país por su responsabilidad en el atentado contra un avión de PanAm, en Lockerbie (Escocia).
No obstante, aún es más llamativo el cambio de criterio del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que ha pasado de vender armas a Gadafi a liderar los ataques contra Trípoli. En los últimos años el dirigente galo ha pactado la construcción de una central nuclear en Libia, ha confirmado la venta de misiles a Gadafi, y ha pagado rescates de cientos de millones de euros al régimen para dejar libres a unas enfermeras secuestradas. Gadafi ha llegado a afirmar que él pagó parte de la campaña electoral de Sarkozy.
Diferencias y similitudes con Irak
¿Tuvo el mismo apoyo legal la guerra de Irak que el conflicto en Libia?
No. La guerra de Libia ha contado con el respaldo previo de la Organización de Naciones Unidas. El conflicto en Irak se gestó sin este apoyo en una cumbre en las Islas de las Azores a la que acudieron el ex presidente de EEUU, George Bush; el ex presidente español, José María Aznar; el ex primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, y el actual presidente de la Comisión Europea y entonces líder de Portugal, José Manuel Durao Barroso.
¿Cuál ha sido la aportación inicial de España en ambas intervenciones?
El ex presidente José María Aznar, envío a 900 militares y tres buques de apoyo sanitario a la guerra de Irak y anunció que las tropas no participarían en misiones de ataque. Por su parte, el líder del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero tiene previsto enviar a la guerra de Libia 500 efectivos, cuatro F-18 para vigilar la zona, dos submarinos y una fragata.
¿Cuál ha sido la reacción de la ciudadanía y de los partidos políticos ante ambos conflictos?
La guerra de Irak movilizó a medio mundo, que no creía en los argumentos de Bush de descubrir las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein. Ahora, la situación es bien distinta. La coalición ha intervenido porque Gadafi ha reprimido duramente las protestas ciudadanas contra su régimen. Sin embargo, algunos partidos políticos y organizaciones que critican el conflicto dicen que la verdadera intención es el petróleo, que ha sufrido una fuerte escalada en los últimos meses por la inestabilidad en la región.
La comunidad musulmana critica el despliegue militar tras el “cortejo” a Gadafi
La conquista por las libertades a la que se ha lanzado el mundo árabe no tiene marcha atrás y desde Junta Islámica (JI), organización que desde 1989 organiza el movimiento de los musulmanes en España, expresan su “total apoyo” a los levantamientos populares de Túnez o Egipto. Ahora bien, hablar del caso de Libia tiene otros matices.“La intervención extranjera en el país, aún estando amparada por la ONU, no resultará favorable.
Hay muchos ejemplos del fracaso que han tenido antes operaciones parecidas”, explica a este diario Muhammad Escudero, coordinador de la institución, en referencia a las guerras de Afganistán e Irak, dos casos en los que “se ha demostrado que las interveniones militares no sirven de nada”, pues dejan como legado interminables guerras civiles. La comunidad musulmana se pregunta cuál es el fin último de que tropas europeas y estadounidenses muestren “tantas prisas” por entrar en Libia.
“No se sabe muy bien con qué finalidad han entrado allí y no se lo han explicado a la sociedad. Lo que sabemos es que Libia alberga uno de los yacimientos petrolíferos más importantes de la zona. Hay ciertos indicios de que la OTAN no busca acabar con un sistema de gobierno o un régimen”.
Para Junta Islámica es incoherente que “de pronto” las Naciones Unidas decidan meter mano a un régimen dictatorial que lleva siéndolo durante cuarenta años. “Los gobiernos europeos han recibido al líder libio en las principales capitales. Gadafi se ha reunido con altos cargos del Gobierno español y la oposión; ha sido cortejado y empresas españolas le han vendido armas por millones de euros”, destaca Muhammad.


Fuente: Expansión

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