PARIS.- La gran mayoría de los miembros de la Unión Europea (UE) se negó ayer a seguir a Francia y Gran Bretaña en su proyecto de preparar una intervención militar en Libia. La cumbre de Bruselas terminó en plena discordia. En ese clima de tensiones y confusión, numerosos países del bloque criticaron duramente la actitud francesa de reconocer a la oposición al régimen de Muammar Khadafy como único representante legítimo de Libia.
La cumbre tuvo lugar mientras las fuerzas del régimen continuaban bombardeando posiciones rebeldes en el este de Libia. Khadafy, que parece estar retomando el control del territorio, ofreció una amnistía a los rebeldes que depongan las armas.
A su llegada a Bruselas, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó estar dispuesto -junto con el primer ministro británico, David Cameron- a lanzar acciones "puntuales" contra las fuerzas libias en caso de que Khadafy utilice armas químicas o bombardee a la población.
Adelantándose a las decisiones de la cumbre, París y Londres habían redactado anteayer un texto común donde evocaban claramente una propuesta de ataques aéreos "quirúrgicos". Lejos de conseguir la aprobación unánime de los otros 25 países de la UE, esa actitud inconsulta creó un auténtico malestar en el resto del bloque, en particular en Alemania e Italia, no necesariamente dispuestos a seguir al tándem franco-británico.
Visiblemente irritada, la canciller alemana, Angela Merkel, insistió en la necesidad de que Europa "hable con una sola voz" en la crisis libia.
La segunda gran divergencia de los socios europeos con París reside en el reconocimiento de la oposición a Khadafy como único representante libio. Anteayer, Francia se transformó en el primer (y único) país en reconocer al Consejo Nacional de Transición (CNT) como "representante legítimo" de Libia, con intercambio de embajadores.
"Aconsejo con vehemencia mirar muy de cerca si esas personas que dicen representar al pueblo libio hablan verdaderamente en nombre del pueblo", declaró el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, visiblemente irritado por la actitud de París. "Hasta hace muy poco, ciertos miembros de la oposición eran miembros del régimen de Khadafy", señaló.
Tras varias horas de agitadas discusiones, el único punto de consenso alcanzado por la UE fue la exigencia de que Khadafy debe abandonar el poder. Ese reclamo del bloque figura en el texto de la declaración.
Los europeos también acordaron organizar "zonas humanitarias", primero en Túnez y después en Libia, una vez que la situación se haya estabilizado, a fin de socorrer a la población civil afectada por los combates. La UE decidió, además, reconocer al CNT como "interlocutor legítimo", pero no único y, mucho menos, como "representante legítimo" del país, como pretendía Francia.
En cuanto a los ataques militares solicitados por París y Londres, el bloque afirmó su voluntad de "estudiar todas las opciones" para proteger a los civiles. Sin embargo, para autorizar ese tipo de operaciones, esos ataques deberán cumplir tres condiciones: responder a "necesidades demostrables", tener "una base jurídica clara" (en alusión a un mandato de las Naciones Unidas) y estar "sometidas a un acuerdo previo de la Liga Arabe".
Al término de la cumbre, Angela Merkel se declaró por su parte "extremadamente escéptica" sobre una acción militar europea en Libia.
La canciller alemana tiene sobrados motivos para estar molesta. Socio principal de Francia para salvar la zona euro de la crisis en la que se encuentra desde hace meses, Alemania siente que fue "puenteada" en esta crisis por Gran Bretaña, la otra gran potencia militar de la UE.
"Esto se asemeja mucho a una ofensiva destinada al frente interno, como parte de una campaña electoral. Teniendo en cuenta que ejerce la presidencia del G-20, Sarkozy quiere presentarse como presidente del mundo y dar la imagen de salvador del pueblo libio, que conducirá ese país a la democracia", opinó un diplomático europeo.
Interés electoralCon los peores índices de popularidad de su mandato y a sólo un año de las elecciones presidenciales, Sarkozy intenta recuperar su prestigio ante la opinión pública francesa por todos los medios.
En caso de victoria de la oposición libia, Francia podría beneficiarse con generosos intercambios comerciales por parte de ese país, gran productor de petróleo.
La imagen de una Francia "humanitaria" también sería importante para el presidente. Esos galones igualmente le permitirían borrar las acerbas críticas que recibió cuando acogió con toda pompa a Khadafy en París en 2008 y los titubeos de la diplomacia francesa ante las recientes revoluciones en Túnez y Egipto.
Fuente: La Nacion
0 comentarios:
Publicar un comentario