Estados Unidos, Rusia, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Japón descartaron pocas horas atrás, en el marco de la reunión del G8, recurrir a la opción militar en Libia como querían París y Londres, dejando en evidencia sus divisiones frente a Gaddafi, cuyas tropas siguen avanzando hacia Benghazi, bastión de las fuerzas rebeldes.
El G8 no se decidió a establecer aún una zona de exclusión aérea.
Durante la reunión de cancilleres del G8 en París, las autoridades francesas no lograron convencer a sus socios de la urgencia de obtener luz verde de la ONU para lanzar una acción militar en Libia, a fin de frenar la exitosa contraofensiva de las fuerzas del coronel Muammar Gaddafi.
Francia y Gran Bretaña intentan -desde hace una semana- convencer a sus socios de establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia o de efectuar ataques aéreos selectivos para debilitar la potencia militar del coronel Gaddafi.
El canciller francés afirmó que "hoy por hoy, no tenemos los medios militares porque la comunidad internacional no decidió dotarse de los mismos". El jueves pasado, en vísperas de un consejo europeo dedicado prácticamente a la situación en Libia, Francia fue el primer -y único- país que reconoció formalmente a la oposición a Gaddafi, al tiempo que defendía ataques aéreos selectivos en Libia.
Los cancilleres del G8 coincidieron en reanudar las discusiones -en el seno del Consejo de Seguridad- para obtener una resolución que aumente la presión sobre Libia. Sin embargo, no hay muchas esperanzas de avanzar en torno a mas sanciones o un ataque. Ayer, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU se puso en evidencia la misma división del G8 en París y del viernes pasado en Bruselas.
Rusia considera que -antes de recurrir a la fuerza- hay que resolver "asuntos fundamentales". Alemania prefiere aumentar la presión política y económica sobre el régimen libio. Japón, mientras tanto, indicó que la aplicación de una zona de exclusión aérea necesita una "justificación".
Estados Unidos tampoco se ha mostrado entusiasmado a la hora de apoyar la iniciativa franco-británica de ataques aéreos selectivos. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, evocó en París una eventual ayuda política y económica a la oposición libia durante una reunión con un miembro del Consejo Nacional de la Transición (CNT) libia, Mahmud Jibril, quien le reclamó el envío de armas. Según un responsable estadounidense que pidió el anonimato, Clinton respondió que estudiaría esa opción aunque sin hacer ninguna promesa.
LA OPOSICIÓN LIBRADA A SU SUERTE
Las idas y vueltas diplomáticas a nivel internacional y las amenazas contra el dictador libio en los medios de comunicación pero no en el terreno, le posibilitaron a Gaddafi avanzar a paso firme sobre los principales bastiones rebeldes.
En las últimas horas las fuerzas gubernamentales llevaron a cabo un bombardeo aéreo cerca de la ciudad de Ajdabiya, en el este del país, por ahora controlada por los rebeldes.
Ajdabiya es un estratégico nudo de comunicaciones a 160km al sur de Benghazi, sede de la oposición. Esta ciudad está ahora en primera línea de los combates entre las fuerzas gubernamentales y la insurrección, que no cuenta siquiera con la promesa en firme del envío de armas.
En la ruta entre Ajdabiya y Benghazi, azotada por una tormenta de arena, numerosos civiles huían hacia el este a bordo de camionetas cargadas de sacos y colchones. Benghazi, segunda ciudad del país, podría verse amenazada muy pronto por las tropas de Gaddafi que -en los últimos días- han ido recobrando el control de poblaciones que estaban en manos de los rebeldes, en particular Brega, a unos 80km al oeste de Ajdabiya.
Estimuladas por el avance de los últimos días, las fuerzas armadas lanzaron un llamado a los militares que se habían pasado a la rebelión a que se entreguen a cambio de un indulto.
En Benghazi, a unos mil kilómetros de Trípoli, la euforia de las primeras semanas de la revuelta cedió el lugar a la inquietud. Hasta el momento la represión para detener la rebelión dejo centenares de muertos y provocó el desplazamiento de 250.000 personas.
En el oeste, los rebeldes seguían controlando Misrata (150km al este de Trípoli) pero los disparos de armas automáticas continuaban oyéndose en los alrededores de la ciudad, según un habitante.
Gaddafi invitó ayer a las compañías petroleras de China, Rusia e India a implantarse en Libia para explotar los yacimientos petrolíferos, abandonados por la mayoría de las compañías extranjeras. Después de la conquista de Ras Lanuf y Brega, la compañía petrolera Libia afirmó que los puertos petroleros eran operacionales y estaban seguros.
El canciller francés afirmó que "hoy por hoy, no tenemos los medios militares porque la comunidad internacional no decidió dotarse de los mismos". El jueves pasado, en vísperas de un consejo europeo dedicado prácticamente a la situación en Libia, Francia fue el primer -y único- país que reconoció formalmente a la oposición a Gaddafi, al tiempo que defendía ataques aéreos selectivos en Libia.
Los cancilleres del G8 coincidieron en reanudar las discusiones -en el seno del Consejo de Seguridad- para obtener una resolución que aumente la presión sobre Libia. Sin embargo, no hay muchas esperanzas de avanzar en torno a mas sanciones o un ataque. Ayer, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU se puso en evidencia la misma división del G8 en París y del viernes pasado en Bruselas.
Rusia considera que -antes de recurrir a la fuerza- hay que resolver "asuntos fundamentales". Alemania prefiere aumentar la presión política y económica sobre el régimen libio. Japón, mientras tanto, indicó que la aplicación de una zona de exclusión aérea necesita una "justificación".
Estados Unidos tampoco se ha mostrado entusiasmado a la hora de apoyar la iniciativa franco-británica de ataques aéreos selectivos. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, evocó en París una eventual ayuda política y económica a la oposición libia durante una reunión con un miembro del Consejo Nacional de la Transición (CNT) libia, Mahmud Jibril, quien le reclamó el envío de armas. Según un responsable estadounidense que pidió el anonimato, Clinton respondió que estudiaría esa opción aunque sin hacer ninguna promesa.
LA OPOSICIÓN LIBRADA A SU SUERTE
Las idas y vueltas diplomáticas a nivel internacional y las amenazas contra el dictador libio en los medios de comunicación pero no en el terreno, le posibilitaron a Gaddafi avanzar a paso firme sobre los principales bastiones rebeldes.
En las últimas horas las fuerzas gubernamentales llevaron a cabo un bombardeo aéreo cerca de la ciudad de Ajdabiya, en el este del país, por ahora controlada por los rebeldes.
Ajdabiya es un estratégico nudo de comunicaciones a 160km al sur de Benghazi, sede de la oposición. Esta ciudad está ahora en primera línea de los combates entre las fuerzas gubernamentales y la insurrección, que no cuenta siquiera con la promesa en firme del envío de armas.
En la ruta entre Ajdabiya y Benghazi, azotada por una tormenta de arena, numerosos civiles huían hacia el este a bordo de camionetas cargadas de sacos y colchones. Benghazi, segunda ciudad del país, podría verse amenazada muy pronto por las tropas de Gaddafi que -en los últimos días- han ido recobrando el control de poblaciones que estaban en manos de los rebeldes, en particular Brega, a unos 80km al oeste de Ajdabiya.
Estimuladas por el avance de los últimos días, las fuerzas armadas lanzaron un llamado a los militares que se habían pasado a la rebelión a que se entreguen a cambio de un indulto.
En Benghazi, a unos mil kilómetros de Trípoli, la euforia de las primeras semanas de la revuelta cedió el lugar a la inquietud. Hasta el momento la represión para detener la rebelión dejo centenares de muertos y provocó el desplazamiento de 250.000 personas.
En el oeste, los rebeldes seguían controlando Misrata (150km al este de Trípoli) pero los disparos de armas automáticas continuaban oyéndose en los alrededores de la ciudad, según un habitante.
Gaddafi invitó ayer a las compañías petroleras de China, Rusia e India a implantarse en Libia para explotar los yacimientos petrolíferos, abandonados por la mayoría de las compañías extranjeras. Después de la conquista de Ras Lanuf y Brega, la compañía petrolera Libia afirmó que los puertos petroleros eran operacionales y estaban seguros.
(Fuente: observador global)
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