La resolución de las Naciones Unidas aprobada por el Consejo de Seguridad sólo autorizó los bombardeos limitados sobre Libia. Sin embargo, en las últimas horas, Francia, Italia y Gran Bretaña reconocieron que enviarán soldados para “asesorar” a los rebeldes. Desde la ciudad de Misrata quienes aún resisten los ataques de Gaddafi pidieron de forma desesperada una invasión de fuerzas occidentales.
Por primera vez, los rebeldes pidieron ayuda a las tropas occidentales terrestres – AFP
Francia e Italia anunciaron, luego de Gran Bretaña, el envío a Libia de un pequeño número de consejeros militares, pero descartaron el despliegue de tropas pese al llamado en ese sentido de la asediada ciudad de Misrata.
Los rebeldes que controlan la ciudad libia de Misrata pidieron por primera vez la intervención de tropas occidentales terrestres para socorrerlos, en momentos que Seif al Islam, hijo de Muamar Gaddafi, se declaró convencido de la victoria del régimen.
Nuri Abdalá Abdulati, uno de los líderes insurgentes en esta ciudad ubicada a 200km al este de Trípoli, declaró que los rebeldes pedían el envío de soldados franceses y británicos, basándose en principios "humanitarios". "Anteriormente, pedíamos que no hubiese ninguna interferencia extranjera, pero era antes que Gaddafi utilizara cohetes Grad y aviones. A partir de ahora, se trata de una situación de vida o muerte".
Ayer, la ciudad de Misrata -asediada por las fuerzas leales a Gaddafi- seguía siendo escenario de intensos combates, y ahí se pudo ver cómo partidarios del régimen disparaban contra las ambulancias, según relató un periodista.
Seif al Islam, hijo de Muamar Gaddafi, se declaró por su parte "muy optimista" y seguro de que ellos ganarán: "vamos a vencer… la situación varía cada día en nuestro favor".
Un mes después del comienzo de la intervención de la coalición internacional, el 19 de marzo, el conflicto parece estancarse. En Misrata, los aviones de la OTAN sobrevolaron la ciudad, pero la Alianza afirmó estar limitada debido a la utilización de escudos humanos por las fuerzas de Gaddafi.
Francia, que una vez más, mostró su descontento con la OTAN- anunció que iba a "intensificar" sus ataques aéreos. No obstante, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, se declaró "totalmente hostil" a una eventual intervención terrestre y el primer ministro François Fillon insistió en la necesidad de "encontrar una solución política".
El ministro libio de Relaciones Exteriores, Abdelati Laabidi, afirmó inmediatamente que tal iniciativa prolongaría el conflicto. "Estimamos que toda presencia militar representa un paso atrás y estamos seguros de que si los bombardeos terminan, con un verdadero alto del fuego, podríamos tener un diálogo sobre todo lo que los libios desean: democracia, reformas políticas, constitución, elecciones", aseguró.
Desde mediados de febrero, el conflicto habría dejado unos 10.000 muertos y 55.000 heridos.
Estados Unidos anunció haber conducido más de 800 misiones aéreas desde que la OTAN asumió las operaciones el 31 de marzo. El vicepresidente estadounidense Joe Biden estimó -sin embargo- que la OTAN podía prescindir de Estados Unidos en Libia. Según su opinión, Washington es más útil en otras operaciones como Pakistán o Egipto.
Paralelamente, la ayuda humanitaria internacional seguía intensificándose en el país. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció una tercera operación de evacuación en Misrata en los próximos días, donde 4.000 personas viven en condiciones desastrosas.
EL DESEMBARCO, ¿UNA PUNTA DE LANZA PARA LA INVASIÓN?
Si bien -en más de una oportunidad- países como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña buscaron dejar en claro que el mandato de las Naciones Unidas sólo les permitía crear una zona de prohibición de vuelos para controlar a la fuerza aérea libia, la realidad es que a medida que la guerra se fue estancando y complicando para la OTAN, comenzó a modificarse y a reinterpretarse la resolución del Consejo de Seguridad.
Ahora los rebeldes al régimen, quienes se negaban a una intervención por tierra, piden de manera desesperada el envió de tropas occidentales.
Más allá de toda explicación de qué tan grande son los contingentes que están en Libia y qué trabajo realizarán, la realidad es que soldados franceses y británicos desembarcarán en el país africano.
Según el gobierno francés, Francia enviará un "pequeño número" de oficiales para aconsejar a los rebeldes libios del Consejo Nacional de Transición. El portavoz de la administración Sarkozy aseguró: "habrá un pequeño número de oficiales enlace, algunas unidades, junto al Consejo Nacional de la Transición para efectuar una misión de enlace con el propósito de organizar la protección de la población civil".
El mismo portavoz indicó que serán menos de 10 oficiales de enlace. Desde la cancillería francesa se buscó restar importancia a la noticia: "en el marco de nuestra cooperación bilateral con las autoridades del Consejo Nacional de la Transición, Francia cuenta con un pequeño número de oficiales junto a nuestro enviado especial a Bengasi encargados de garantizar una misión de enlace".
Gran Bretaña, por su parte, anunció el envío de “consejeros” militares ante la resistencia Libia. "En total, habrá menos de 20 militares británicos", anunció un portavoz del ministerio británico de Relaciones Exteriores, sin especificar "por razones de seguridad" la fecha precisa de su envío a Bengasi, bastión de los rebeldes en el este de Libia.
Nuri Abdalá Abdulati, uno de los líderes insurgentes en esta ciudad ubicada a 200km al este de Trípoli, declaró que los rebeldes pedían el envío de soldados franceses y británicos, basándose en principios "humanitarios". "Anteriormente, pedíamos que no hubiese ninguna interferencia extranjera, pero era antes que Gaddafi utilizara cohetes Grad y aviones. A partir de ahora, se trata de una situación de vida o muerte".
Ayer, la ciudad de Misrata -asediada por las fuerzas leales a Gaddafi- seguía siendo escenario de intensos combates, y ahí se pudo ver cómo partidarios del régimen disparaban contra las ambulancias, según relató un periodista.
Seif al Islam, hijo de Muamar Gaddafi, se declaró por su parte "muy optimista" y seguro de que ellos ganarán: "vamos a vencer… la situación varía cada día en nuestro favor".
Un mes después del comienzo de la intervención de la coalición internacional, el 19 de marzo, el conflicto parece estancarse. En Misrata, los aviones de la OTAN sobrevolaron la ciudad, pero la Alianza afirmó estar limitada debido a la utilización de escudos humanos por las fuerzas de Gaddafi.
Francia, que una vez más, mostró su descontento con la OTAN- anunció que iba a "intensificar" sus ataques aéreos. No obstante, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, se declaró "totalmente hostil" a una eventual intervención terrestre y el primer ministro François Fillon insistió en la necesidad de "encontrar una solución política".
El ministro libio de Relaciones Exteriores, Abdelati Laabidi, afirmó inmediatamente que tal iniciativa prolongaría el conflicto. "Estimamos que toda presencia militar representa un paso atrás y estamos seguros de que si los bombardeos terminan, con un verdadero alto del fuego, podríamos tener un diálogo sobre todo lo que los libios desean: democracia, reformas políticas, constitución, elecciones", aseguró.
Desde mediados de febrero, el conflicto habría dejado unos 10.000 muertos y 55.000 heridos.
Estados Unidos anunció haber conducido más de 800 misiones aéreas desde que la OTAN asumió las operaciones el 31 de marzo. El vicepresidente estadounidense Joe Biden estimó -sin embargo- que la OTAN podía prescindir de Estados Unidos en Libia. Según su opinión, Washington es más útil en otras operaciones como Pakistán o Egipto.
Paralelamente, la ayuda humanitaria internacional seguía intensificándose en el país. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció una tercera operación de evacuación en Misrata en los próximos días, donde 4.000 personas viven en condiciones desastrosas.
EL DESEMBARCO, ¿UNA PUNTA DE LANZA PARA LA INVASIÓN?
Si bien -en más de una oportunidad- países como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña buscaron dejar en claro que el mandato de las Naciones Unidas sólo les permitía crear una zona de prohibición de vuelos para controlar a la fuerza aérea libia, la realidad es que a medida que la guerra se fue estancando y complicando para la OTAN, comenzó a modificarse y a reinterpretarse la resolución del Consejo de Seguridad.
Ahora los rebeldes al régimen, quienes se negaban a una intervención por tierra, piden de manera desesperada el envió de tropas occidentales.
Más allá de toda explicación de qué tan grande son los contingentes que están en Libia y qué trabajo realizarán, la realidad es que soldados franceses y británicos desembarcarán en el país africano.
Según el gobierno francés, Francia enviará un "pequeño número" de oficiales para aconsejar a los rebeldes libios del Consejo Nacional de Transición. El portavoz de la administración Sarkozy aseguró: "habrá un pequeño número de oficiales enlace, algunas unidades, junto al Consejo Nacional de la Transición para efectuar una misión de enlace con el propósito de organizar la protección de la población civil".
El mismo portavoz indicó que serán menos de 10 oficiales de enlace. Desde la cancillería francesa se buscó restar importancia a la noticia: "en el marco de nuestra cooperación bilateral con las autoridades del Consejo Nacional de la Transición, Francia cuenta con un pequeño número de oficiales junto a nuestro enviado especial a Bengasi encargados de garantizar una misión de enlace".
Gran Bretaña, por su parte, anunció el envío de “consejeros” militares ante la resistencia Libia. "En total, habrá menos de 20 militares británicos", anunció un portavoz del ministerio británico de Relaciones Exteriores, sin especificar "por razones de seguridad" la fecha precisa de su envío a Bengasi, bastión de los rebeldes en el este de Libia.
Por su parte, Italia enviará diez instructores militares a disposición de la rebelión libia, anunció el miércoles el ministro italiano de Defensa, Ignazio La Russa.
La situación militar estancada no sólo provoca que desde Trípoli el hijo del coronel Gaddafi afirmara que todo está a su favor, sino que además está provocando enfrentamientos al interior de la OTAN.
Francia se mostró molesta por la actitud de sus aliados y parecería dispuesta a liderar nuevos caminos para evitar una victoria de Gaddafi contra las potencias occidentales.
Algunos analistas reconocen que en esta guerra no se está jugando el triunfo o derrota de Gaddafi sino de la OTAN, sin olvidar el mensaje que quedará marcado a fuego para los presentes y futuros enemigos de esta alianza militar.
Francia se mostró molesta por la actitud de sus aliados y parecería dispuesta a liderar nuevos caminos para evitar una victoria de Gaddafi contra las potencias occidentales.
Algunos analistas reconocen que en esta guerra no se está jugando el triunfo o derrota de Gaddafi sino de la OTAN, sin olvidar el mensaje que quedará marcado a fuego para los presentes y futuros enemigos de esta alianza militar.
Fuente: Observador Global
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