Se cumplen 50 años del primer viaje de un ser humano al espacio. Fue el astronauta ruso Yuri Gagarin, quien el 12 de abril de 1961 se convirtió en un héroe nacional. Utilizado por la Unión Soviética como un elemento de propaganda política, Gagarin, sin embargo, fue un hombre que nunca perdió la humildad, y quien con su simpleza, hasta supo hacer sonreír a la mismísima Reina de Inglaterra.
El soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en llegar al espacio - AP
El cosmonauta Yuri Gagarin, aún célebre en Rusia 50 años después de haber sido el primer ser humano en el espacio, había sido escogido por el poder para encarnar el paradigma del hombre soviético, especialmente por sus modestos orígenes campesinos.
Gagarin, fallecido en 1968, es uno de los raros héroes nacionales cuya imagen no sufrió con la caída de la Unión Soviética a fines de 1991 y continúa siendo aún hoy para los rusos "la personalidad más atrayente del siglo XX", según encuestas.
Sus orígenes populares -un padre carpintero y una madre campesina- jugaron a favor de su candidatura para transformarse en el primer hombre en el espacio, frente a su rival Gherman Titov, proveniente de una familia de docentes y con la desventaja de tener un nombre de consonancia germánica, según sus biógrafos.
Nacido en marzo de 1934 en un pueblo cerca de Smolensk (oeste), tras una infancia difícil marcada por la guerra y la ocupación nazi, Gagarin se dedicó en sus principios a trabajar como obrero metalúrgico.
"Su trayectoria era semejante a la de cualquiera de sus millones de conciudadanos", explicó Lev Danilkin, autor de una monografía sobre el cosmonauta publicada hace pocos días.
LOS PRIMEROS AÑOS DE SU CARRERA
El joven Gagarin, apasionado por la aviación, se inscribió en una escuela militar de Orenburgo (Urales) y asume por primera vez el mando de un avión en 1955.
Cuando un día de otoño de 1959 una comisión selecciona voluntarios para pilotar un "tipo moderno de aparato", su pequeña talla --de apenas 1,60 metros-- jugó a su favor. Veinte candidatos comenzaron un entrenamiento de un año en un centro secreto de Moscú. Con el paso del tiempo, no quedaron más que doce, y luego seis, entre ellos Gagarin.
Este hombre rubio, de ojos azules y sonrisa casi infantil, encarna el arquetipo del hombre ruso puesto como ejemplo por la propaganda soviética. Se gana la simpatía de sus colegas, y en especial la de Serguei Korolev, padre de la astronáutica soviética. "Gagarin no era un líder, pero era amigo de todos y Korolev lo trató como a un hijo", recuerda el cosmonauta Boris Volynov.
LA GRAN MISIÓN DE GAGARIN
En 1961 Gagarin es designado para efectuar el primer vuelo del hombre al espacio, fijado para el 12 de abril. En ese momento tiene 27 años y está casado con Valentina, una enfermera que acaba de darle una segunda hija.
Gagarin, fallecido en 1968, es uno de los raros héroes nacionales cuya imagen no sufrió con la caída de la Unión Soviética a fines de 1991 y continúa siendo aún hoy para los rusos "la personalidad más atrayente del siglo XX", según encuestas.
Sus orígenes populares -un padre carpintero y una madre campesina- jugaron a favor de su candidatura para transformarse en el primer hombre en el espacio, frente a su rival Gherman Titov, proveniente de una familia de docentes y con la desventaja de tener un nombre de consonancia germánica, según sus biógrafos.
Nacido en marzo de 1934 en un pueblo cerca de Smolensk (oeste), tras una infancia difícil marcada por la guerra y la ocupación nazi, Gagarin se dedicó en sus principios a trabajar como obrero metalúrgico.
"Su trayectoria era semejante a la de cualquiera de sus millones de conciudadanos", explicó Lev Danilkin, autor de una monografía sobre el cosmonauta publicada hace pocos días.
LOS PRIMEROS AÑOS DE SU CARRERA
El joven Gagarin, apasionado por la aviación, se inscribió en una escuela militar de Orenburgo (Urales) y asume por primera vez el mando de un avión en 1955.
Cuando un día de otoño de 1959 una comisión selecciona voluntarios para pilotar un "tipo moderno de aparato", su pequeña talla --de apenas 1,60 metros-- jugó a su favor. Veinte candidatos comenzaron un entrenamiento de un año en un centro secreto de Moscú. Con el paso del tiempo, no quedaron más que doce, y luego seis, entre ellos Gagarin.
Este hombre rubio, de ojos azules y sonrisa casi infantil, encarna el arquetipo del hombre ruso puesto como ejemplo por la propaganda soviética. Se gana la simpatía de sus colegas, y en especial la de Serguei Korolev, padre de la astronáutica soviética. "Gagarin no era un líder, pero era amigo de todos y Korolev lo trató como a un hijo", recuerda el cosmonauta Boris Volynov.
LA GRAN MISIÓN DE GAGARIN
En 1961 Gagarin es designado para efectuar el primer vuelo del hombre al espacio, fijado para el 12 de abril. En ese momento tiene 27 años y está casado con Valentina, una enfermera que acaba de darle una segunda hija.
La misión era peligrosa: de 48 perros enviados al espacio por la Unión Soviética, 20 habían muerto. Pero "todos soñaban con ponerse en su lugar", contó Volynov.
"Yuri fue elegido por sus cualidades personales, muy cercanas al pueblo", y se transformará en el símbolo perfecto de los éxitos de la Unión Soviética, comentó el cosmonauta.
Recibido triunfalmente por el mundo entero, Gagarin cumplirá esta misión a la perfección, demostrando según los testimonios una simplicidad absoluta. Durante una cena, se ganó la sonrisa de la Reina de Inglaterra al admitir con una sonrisa que no sabía con cuál tenedor tenía que servirse.
UN ARMA PARA EL RÉGIMEN SOVIÉTICO
"Gagarin ha sido para los soviéticos el proyecto de propaganda más exitoso", estima Lev Danilkin. Pero no solamente por ello: héroe nacional con todos los privilegios, Gagarin pasaba horas al teléfono para conseguir un medicamento, un lugar en el hospital o un boleto para el teatro Bolshoi para sus numerosos amigos, recuerda Volynov.
Cincuenta años después de su vuelo, Gagarin encarna tanto "a un producto 'kitch' de la propaganda soviética" como a los héroes románticos de una época pasada, destaca su biógrafo.
Soñaba con ir a la Luna, pero el destino había decidido otra cosa. Demasiado apreciado por las autoridades soviéticas, permanece largo tiempo con prohibición de pilotar antes de obtener una autorización.
El 27 de marzo de 1968, en los comandos de un pequeño avión de entrenamiento, se estrelló al noreste de Moscú en circunstancias aún hoy poco claras, y los archivos de ese accidente todavía permanecen clasificados como "secreto de Estado".
"Yuri fue elegido por sus cualidades personales, muy cercanas al pueblo", y se transformará en el símbolo perfecto de los éxitos de la Unión Soviética, comentó el cosmonauta.
Recibido triunfalmente por el mundo entero, Gagarin cumplirá esta misión a la perfección, demostrando según los testimonios una simplicidad absoluta. Durante una cena, se ganó la sonrisa de la Reina de Inglaterra al admitir con una sonrisa que no sabía con cuál tenedor tenía que servirse.
UN ARMA PARA EL RÉGIMEN SOVIÉTICO
"Gagarin ha sido para los soviéticos el proyecto de propaganda más exitoso", estima Lev Danilkin. Pero no solamente por ello: héroe nacional con todos los privilegios, Gagarin pasaba horas al teléfono para conseguir un medicamento, un lugar en el hospital o un boleto para el teatro Bolshoi para sus numerosos amigos, recuerda Volynov.
Cincuenta años después de su vuelo, Gagarin encarna tanto "a un producto 'kitch' de la propaganda soviética" como a los héroes románticos de una época pasada, destaca su biógrafo.
Soñaba con ir a la Luna, pero el destino había decidido otra cosa. Demasiado apreciado por las autoridades soviéticas, permanece largo tiempo con prohibición de pilotar antes de obtener una autorización.
El 27 de marzo de 1968, en los comandos de un pequeño avión de entrenamiento, se estrelló al noreste de Moscú en circunstancias aún hoy poco claras, y los archivos de ese accidente todavía permanecen clasificados como "secreto de Estado".
Fuente: Observador Global
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