Los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN se reúnen en Berlín bajo la presión de París y Londres para actuar con mayor dureza contra el régimen libio de Gaddafi, dos semanas después de ponerse al mando de una misión cuya salida es cada vez más incierta. Por su parte, España e Italia rechazan incrementar su participación en Libia.
Francia le exige a la OTAN más acciones militares para derrotar a las fuerzas de Gaddafi - AFP
El gobierno francés y el británico, que asumen el grueso de los bombardeos contra objetivos de las fuerzas del coronel Muammar Gaddafi desde que Estados Unidos se retiró a un segundo plano a principios de mes, tratarán de convencer al resto de aliados de que intensifiquen sus esfuerzos militares en la reunión que mantiene la OTAN en Berlín.
Sus líderes, el francés Nicolas Sarkozy y el británico David Cameron, se reunieron en París, desde donde lanzaron un llamamiento a los aliados a incrementar "la presión militar" sobre Gaddafi, subrayando que "todos los medios deben ponerse a disposición".
Tras un eficaz arranque de la campaña internacional para proteger a los civiles de las fuerzas del régimen y evitar la derrota de los rebeldes, las señales de estancamiento del conflicto se multiplican: Gaddafi sigue aferrado al poder y sus opositores están faltos de medios suficientes para derrocarlo.
DIVERGENCIAS DENTRO DE LA OTAN
Pero el llamamiento franco-británico a reforzar la operación "Protector Unificado" para golpear con más eficacia las defensas del régimen libio, algo que también reclaman los opositores, genera divisiones en el seno de la Alianza Atlántica.
Madrid y Roma se mostraron esta semana reservados a la idea de autorizar a sus aviones movilizados en Libia a pasar a la ofensiva bombardeando objetivos terrestres, si bien dejaron la puerta abierta a una revisión de su papel, en función de los debates que se mantendrán en Berlín.
El gobierno español "eligió" desde el principio limitar su participación en Libia a la aplicación del embargo de armas y a la zona de exclusión aérea y éstas son las "capacidades que seguirá prestando en el futuro", aseguró la ministra de Exteriores Trinidad Jiménez al margen de una reunión de la OTAN en la capital alemana.
"Esto es lo que España aporta y el compromiso que España mantiene, con unas capacidades determinadas y con una intervención determinada", insistió Jiménez.
Desde la retirada de unos 50 cazabombarderos estadounidenses, París y Londres efectúan la mitad de los ataques contra suelo libio con 29 y 10 aparatos respectivamente, apoyados sólo por cuatro países de la OTAN: Bélgica, Canadá, Dinamarca y Noruega. Menos de la mitad de los 28 países miembros de la OTAN participan de alguna forma militarmente en la operación en Libia.
El Grupo de Contacto para Libia, integrado por los países occidentales y árabes implicados en la campaña contra el coronel Gaddafi, decidió en Doha, Qatar crear un mecanismo de ayuda financiera para las fuerzas rebeldes.
En cambio, no logró un consenso sobre la conveniencia de dotar de equipamiento militar a los insurgentes, una idea defendida por Italia y Qatar siempre y cuando se trate de armas "defensivas" pero rechazada por otros países como Bélgica.
FRANCIA SOLICITA REFUERZOS
Fuentes diplomáticas estimaron que hace falta una decena de aviones que se sumen a la sesentena que efectúan los bombardeos, mientras París exige además una mayor celeridad de esas acciones para aumentar la eficacia de la operación militar.
España, que desplegó cuatro cazabombarderos F-18, así como Italia y Holanda, además de Suecia - no miembro de la Alianza Atlántica -, se ocupan por ahora de labores no ofensivas, como la implementación de la zona de exclusión aérea o tareas de reconocimiento y de identificación de objetivos.
Dos meses después de que estallara el conflicto entre el régimen de Gaddafi y los rebeldes, que hicieron de la ciudad oriental de Bengasi su bastión, y casi un mes después de que la ONU autorizara la intervención militar en Libia, la salida al conflicto, tanto política como militar, sigue siendo un interrogante.
Sus líderes, el francés Nicolas Sarkozy y el británico David Cameron, se reunieron en París, desde donde lanzaron un llamamiento a los aliados a incrementar "la presión militar" sobre Gaddafi, subrayando que "todos los medios deben ponerse a disposición".
Tras un eficaz arranque de la campaña internacional para proteger a los civiles de las fuerzas del régimen y evitar la derrota de los rebeldes, las señales de estancamiento del conflicto se multiplican: Gaddafi sigue aferrado al poder y sus opositores están faltos de medios suficientes para derrocarlo.
DIVERGENCIAS DENTRO DE LA OTAN
Pero el llamamiento franco-británico a reforzar la operación "Protector Unificado" para golpear con más eficacia las defensas del régimen libio, algo que también reclaman los opositores, genera divisiones en el seno de la Alianza Atlántica.
Madrid y Roma se mostraron esta semana reservados a la idea de autorizar a sus aviones movilizados en Libia a pasar a la ofensiva bombardeando objetivos terrestres, si bien dejaron la puerta abierta a una revisión de su papel, en función de los debates que se mantendrán en Berlín.
El gobierno español "eligió" desde el principio limitar su participación en Libia a la aplicación del embargo de armas y a la zona de exclusión aérea y éstas son las "capacidades que seguirá prestando en el futuro", aseguró la ministra de Exteriores Trinidad Jiménez al margen de una reunión de la OTAN en la capital alemana.
"Esto es lo que España aporta y el compromiso que España mantiene, con unas capacidades determinadas y con una intervención determinada", insistió Jiménez.
Desde la retirada de unos 50 cazabombarderos estadounidenses, París y Londres efectúan la mitad de los ataques contra suelo libio con 29 y 10 aparatos respectivamente, apoyados sólo por cuatro países de la OTAN: Bélgica, Canadá, Dinamarca y Noruega. Menos de la mitad de los 28 países miembros de la OTAN participan de alguna forma militarmente en la operación en Libia.
El Grupo de Contacto para Libia, integrado por los países occidentales y árabes implicados en la campaña contra el coronel Gaddafi, decidió en Doha, Qatar crear un mecanismo de ayuda financiera para las fuerzas rebeldes.
En cambio, no logró un consenso sobre la conveniencia de dotar de equipamiento militar a los insurgentes, una idea defendida por Italia y Qatar siempre y cuando se trate de armas "defensivas" pero rechazada por otros países como Bélgica.
FRANCIA SOLICITA REFUERZOS
Fuentes diplomáticas estimaron que hace falta una decena de aviones que se sumen a la sesentena que efectúan los bombardeos, mientras París exige además una mayor celeridad de esas acciones para aumentar la eficacia de la operación militar.
España, que desplegó cuatro cazabombarderos F-18, así como Italia y Holanda, además de Suecia - no miembro de la Alianza Atlántica -, se ocupan por ahora de labores no ofensivas, como la implementación de la zona de exclusión aérea o tareas de reconocimiento y de identificación de objetivos.
Dos meses después de que estallara el conflicto entre el régimen de Gaddafi y los rebeldes, que hicieron de la ciudad oriental de Bengasi su bastión, y casi un mes después de que la ONU autorizara la intervención militar en Libia, la salida al conflicto, tanto política como militar, sigue siendo un interrogante.
Fuente: Observador Global
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