miércoles, 20 de abril de 2011

Libia: un mes de bombardeos

Cuando desde el Consejo de Seguridad se dio luz verde para bombardear Libia y así frenar la ofensiva de Gaddafi contra los rebeldes, nadie admitió públicamente que el conflicto podía llegar a empantanarse tan rápidamente. A un mes de la ofensiva occidental, la guerra en tierra es cada vez más sangrienta y las divisiones sobre qué caminos tomar para el futuro dividen a los países que conforman la alianza en esta guerra. Mientras Gaddafi parece dispuesto a continuar resistiendo, en el exterior se busca una salida política al conflicto. Pocas naciones confían en los rebeldes a la hora de entregarles armas.
Imagen de Libia: un mes de bombardeos
Manifestantes piden el fin de la intervención militar extranjera en Libia - AFP
A un mes de comenzados los bombardeos contra Libia bajo la resolución de las Naciones Unidas, pocas horas atrás en una demostración de fuerza la OTAN llevó adelante varios ataques sobre Trípoli, la capital del país, y sobre la ciudad natal del coronel Muammar Gaddafi.

Los bombardeos fueron confirmados por la agencia de noticias oficial Libia: "durante las primeras horas del martes, las ciudades de Trípoli y Sirte han sido blanco de incursionesde los agresores colonialistas cruzados", sin dar detalles sobre los objetivos que fueron atacados.

Poco después, citando una fuente militar, la agencia indicó que hubo ataques contra el sector de Al Hira en la ciudad de Assiyeh, a 50 kilómetros al sur de la capital.

Desde Roma, el ministro de relaciones exteriores italiano aseguró que la guerra en Libia ya dejó un saldo de 10.000 muertos y 55.000 heridos. Franco Frattini hizo pública esta información luego de hablar con el líder rebelde del Consejo Nacional de Transición, a quien llamó presidente.

"El presidente Mustafa Abdeljalil nos habló de 10.000 muertos en Libia, víctimas de un régimen sanguinario, y de 50.000 a 55.000 heridos". En este contexto, el jefe de la diplomacia italiana prometió a Abdeljalil "aumentar el número de enfermos graves que pueden ser recibidos en los hospitales italianos", recordando que 25 heridos ya habían sido hospitalizados la semana pasada en el norte de Italia, en Lombardía, trasladados en un vuelo especial de la fuerza aérea italiana.

El ministro reiteró la disponibilidad de Italia para ayudar a los rebeldes libios con más médicos y enfermeros, algunos de los cuales ya se encuentran en hospitales locales, sobre todo en la ciudad portuaria de Misrata, asediada por las fuerzas leales a Gaddafi.

Un mes después de que se iniciaran los bombardeos en Libia, la campaña internacional da muestras de estancamiento, agravado por las divisiones de los países de la OTAN sobre la estrategia a seguir frente al coronel Gaddafi y el apoyo que requieren los rebeldes.

Desde el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, uno de sus expertos  reconoció que la guerra está en un estancamiento y advirtió que se seguirá así hasta que los libios negocien una salida.

Los primeros bombardeos evitaron que las tropas de Gaddafi retomaran el control de Bengasi, al este, bastión de los rebeldes, y terminar así con la rebelión contra su régimen.

Pero desde entonces, el objetivo de los bombardeos se modificó, si bien la resolución del Consejo de Seguridad daba el mandato para bombardear para defender a los civiles de los ataques aéreos libios y formar una zona de no vuelos de los aviones de Gaddafi. Cuando los militares de la OTAN vieron que sólo con los bombardeos no podían frenar la ofensiva de las tropas libias atacaron la residencia de Gaddafi y se plantearon la necesidad de armar a los rebeldes.

Mientras los bombardeos, aunque en menor intensidad, continúan y la guerra en tierra es encarnizada, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña continúan reclamando la partida del que fue durante los últimos años un aliado. Un dictador que en 2010 fue recibido con la alfombra roja en Europa.

Pero el coronel no da señales de amedrentarse. Al contrario, contuvo a los rebeldes en el este del país y tras la neutralización de sus aviones y la destrucción del 30% de sus capacidades militares, modificó su estrategia, enviando sus tanques a zonas urbanas para dificultar los ataques de la OTAN.

MISRATA, UNA CIUDAD CLAVE PARA LA GUERRA
El secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, prometió la semana pasada que los aliados mantendrán "la presión tanto tiempo como sea necesario" sobre Gaddafi, pero admitió también estar corto de recursos militares.

Rasmussen pidió a los aliados varios aviones de combate para apoyar los bombardeos contra blancos terrestres que asumen en gran parte Francia y Gran Bretaña, sin arrancar por ahora ninguna promesa del resto de los participantes en la campaña, como España e Italia, que estiman suficientes los medios desplegados y abogan por buscar una solución política al conflicto.

Desde que Estados Unidos pasó a un segundo plano en la intervención al entregar las tareas de coordinación a la OTAN, "nos estamos dando cuenta de que la operación tiene muchas debilidades", afirmó Álvaro de Vasconcelos, presidente del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea.

Frente al estancamiento que se instala en Libia, los países de la alianza debaten sobre la necesidad de brindar un mayor apoyo a los rebeldes enfrentados a Gaddafi, como con la entrega de armas, pero por ahora esta delicada cuestión levanta más divisiones que consenso.

La suerte de la ciudad oriental de Misrata, asediada y bombardeada desde hace dos meses por las tropas de Gaddafi, podría precipitar los acontecimientos.

"Misrata es la cuestión clave. Si la comunidad internacional es capaz de proteger Misrata y permitir a los insurgentes controlar la ciudad, será el fin para Gaddafi", asegura De Vasconcelos.

AYUDA HUMANITARIA


El Programa Mundial de Alimentos anunció la apertura de un primer corredor humanitario en el oeste de Libia para entregar ayuda a miles de personas atrapadas en los combates.

El convoy de ocho camiones cargados con 240 toneladas de harina de trigo y comida permitirá alimentar a 50.000 personas durante 30 días, ya cruzó la frontera tunecina.

La situación de los civiles, según diferentes organizaciones humanitarias, es preocupante. La necesidad de comida es sólo uno de los puntos urgentes a resolver otro es la situación hospitalaria y la atención de los heridos.

A un mes  de comenzado los bombardeos y en medio de un caos humanitario, sin embargo también hay tiempo para debatir la venta del petróleo que está en manos de los rebeldes libios.



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