viernes, 13 de mayo de 2011

Bin Laden, atrapado en 2001

bin-laden-viejoLos documentos de Bin Laden filtrados por EEUU van a servir para alentar el miedo a una Al Qaeda renacida. Desmienten la idea comúnmente admitida de que el saudí no podía mantener una comunicación fluida con otros dirigentes de la organización porque la prioridad era su seguridad. Cada cierto tiempo, enviaba mensajes a lo que quedaba de su núcleo dirigente, descartar un cambio de liderazgo en Yemen o marcar prioridades en la selección de objetivos de atentados.

“Él habla sobre la orientación de las prioridades”, dijo el oficial del contraterrorista. “Él dice que el presidente es, por supuesto, el primer objetivo si pudiera ser alcanzado por un tiro suyo. También jefes militares como el del Estado Mayor Conjunto, el secretario de Defensa, y gente de alto nivel del Ejército. Hay una nota que indica que el vicepresidente no es un objetivo importante, ya que esa posición tiene menos peso. “
Pobre Joe Biden. Algunos dirán seguro que eso demuestra el fino conocimiento por Al Qaeda del sistema político de EEUU. No es nada que no sepa alguien que haya leído alguna vez un periódico norteamericano.
Lo que sí confirman los documentos es la extrema debilidad de Al Qaeda como organización terrorista y la falta de realismo de su líder. Nunca abandonó la idea de repetir un atentado como el de 11-S y elucubró con la posibilidad de que una matanza de miles de personas pudiera hacer cambiar la política norteamericana. El hecho de que no estuviera en condiciones de repetir una empresa de ese calibre no pareció importunarle ni obligarle a marcar un camino más realista. Casi diez años después del 11-S, Bin Laden continuaba atrapado en el 2001.
Cada día está más claro que el gran golpe contra Al Qaeda en términos operativos se produjo cuando fueron detenidos en Pakistán Jaled Mohamed (KSM) y Ramzi bin al-Shibh en 2003 y 2002. Ellos fueron los auténticos arquitectos del 11-S. Es sabido que Bin Laden quería que el atentado coincidiera con determinada fecha por su valor simbólico y que KSM le convenció no sin esfuerzo de que se aplazara porque el equipo designado no estaba aún preparado. La historia habría sido quizá diferente si Bin Laden no hubiera tenido esa tendencia a delegar sobre ciertas decisiones.
En Abbotabbad, quedó un encanecido visionario que seguía creyendo que podía cambiar el destino del mundo. Como tantos otros, terminó creyéndose la propaganda de sus enemigos, aunque hay que decir que mucho antes de eso ya pensaba que el destino le tenía preparado algo especial. Es una ilusión compartida por muchos asesinos múltiples. Todos terminan oyendo voces.

Fuente: CUBA DEBATE

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