lunes, 2 de mayo de 2011

Gadafi lanza a turbas de fieles contra dos embajadas y la ONU

El personal de Naciones Unidas huye de Trípoli ante la ola de vandalismo. Ataques a las legaciones de Reino Unido e Italia
Ataque contra la casa de Gadafi, donde murieron su hijo y tres de sus nietos. Foto: Facebook


Ataque contra la casa de Gadafi, donde murieron su hijo y tres de sus nietos

Ayer por la tarde, varias instalaciones de Naciones Unidas y embajadas de países que participan en la misión «Protector unificado» en Libia fueron atacadas, en una muestra de ira hacia los aliados. La ola de vandalismo de turbas de seguidores de Gadafi en respuesta al persistente bombardeo de Trípoli forzó la orden de retirada de todo el personal de la ONU. «Naciones Unidas se está preparando para abandonar Trípoli»,  informó la portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Stephanie Bunker. Fuentes del organismo internacional en Libia aseguraron a la británica BBC que se produjeron saqueos en algunas de sus oficinas y que el régimen se disculpó por lo que considera un hecho aislado de «una turba indignada por la muerte del menor de los hijos del dictador, Saif Al Arab, y de tres nietos de Gadafi –estos últimos sin confirmación de fuentes ajenas al régimen– durante el bombardeo nocturno del pasado sábado.
Por ahora, es imposible saber si la respuesta fue espontánea u orquestada, pero Reino Unido, cuya embajada fue objetivo de los vándalos, ya le ha dado 24 horas al embajador libio en Londres, Omar Jelban, para salir del país. Por su parte, Italia condenó los ataques vandálicos a su legación en Trípoli y dijo que el régimen de Gadafi «ha faltado una vez más a sus obligaciones internacionales elementales», ya que no ha garantizado la protección a las misiones diplomáticas extranjeras. Roma está especialmente molesta después de que Gadafi atacara a la ex metrópoli en su último discurso ofrecido en la noche del viernes, y que provocó también el rechazo de la OTAN, que se muestra ahora más unida que nunca y más decidida a debilitar a Gadafi por todos los medios. Para ello, la Alianza ha aumentado su presión sobre la capital, que está siendo bombardeada cada noche en los últimos días, haciendo que el coronel se sienta amenazado en su propia casa y acuse a los aliados de querer asesinarlo.
El régimen libio denunciaba en la madrugada del pasado sábado que el hijo pequeño de Gadafi y tres de los nietos del dictador habían muerto en un ataque de la OTAN sobre una de las residencias de los Gadafi en Trípoli, donde la familia se encontraba reunida. El coronel y su mujer sobrevivieron de milagro al bombardeo, según la televisión estatal libia, que está jugando un papel fundamental en la guerra propagandística. Aunque algunos rebeldes valoran como una «sarta de mentiras» las informaciones sobre el incidente de Trípoli, el propio líder de los sublevados, el presidente del Consejo de Transición, Mustafa Abdel Jalil, dio el pésame a Gadafi y se declaró «entristecido» por la muerte de Saif Al Arab.
Mantener el control de la información en el bastión de Gadafi, donde para la Prensa es prácticamente imposible verificar los hechos, es fundamental para la supervivencia del régimen, cada vez más aislado. Sólo pocas voces han salido en defensa de Gadafi, en primer lugar, su aliado Hugo Chávez, presidente de Venezuela, que ha condenado los ataques aliados, así como Rusia, que a pesar de no haberse opuesto a la resolución de la ONU, se opone frontalmente a la actuación de la OTAN y la acusa de atacar a individuos de la familia de Gadafi. El coronel también tiene otro insólito defensor, el vicario apostólico de Trípoli, el obispo Giovanni Innocenzo Martinelli, que ha sido el único que ha confirmado la muerte de Saif al Arab, asegurando haber visto su cadáver y el de tres niños, aunque a éstos no los pudo identificar, pero dijo que eran civiles.
Desde el comienzo de la campaña militar de la coalición en Libia, Martinelli ha respaldado al régimen en su versión de que los bombardeos sobre la capital están acabando con la vida de civiles. La Alianza, por su parte, negó ayer que esté llevando a cabo ataques selectivos y aseguró que sus objetivos son militares o centros operativos desde los que Gadafi está planeando y ejecutando sus ataques contra la población civil. Ayer, las tropas del dictador volvieron a bombardear la asediada ciudad rebelde de Misrata, en una aparente venganza por la violencia que sufre Trípoli, cuyo papel es clave en el desenlace del conflicto libio.

Fuente: LA RAZON


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